REFLEXIONANDO SOBRE DESIGUALDAD

 Y acabamos el curso de IGUALDAD DE TRATO Y NO DISCRIMINACIÓN con una reflexión sobre todos los conocimientos aprendidos.

Y como al principio del camino pensaba, sigo pensando ¡CUANTO TENEMOS QUE APRENDER! 

Ha sido un viaje maravilloso de crear CONCIENCIA, donde desde la puesta de manifiesto de cada desigualdad, y la capacidad para empatizar con las desigualdades, han generado en mí un nuevo nivel de conocimiento del mundo que me rodea.

Desde mi posición como empleada pública, puedo ayudar a que las desigualdades y la no discriminación mejoren, a través de estas formaciones de sensibilización, y otras formaciones específicas para facilitar la comunicación de cualquier ciudadano. 

Me quedo por un lado, con la idea de que hoy ya existen muchas medidas y buenas prácticas implementadas en la Administración, y que se prevén más en un futuro para poder ayudar a los ciudadanos a eliminar barreras. Por otro lado, me siento realmente dolida, por esas realidades que no conocía, y que me parecen tan, tan INJUSTAS.

Ponerme en el lugar de millones de personas, que cada día debido a su religión, discapacidad, etnia, orientación sexual, ... se ven discriminadas directa o indirectamente, me sobrecoge, me genera impotencia. O cuando otras personas lo asumen como un trato normal por parte de otros, es devastador.

Para terminar, me gustaría compartir un poema de Patricia Benito (Cada noche te escribo), que si bien está enfocado al desamor, creo que describe bien el sentimiento de bloqueo, que una persona siente con el corazón roto por las injusticias.



ESTATUA DE SAL

No soy capaz de llorar; todo va cristalizando dentro. Cada ver hay menos espacio para el aire.

Pequeñas piezas de sal se van desprendiendo en mi interior: cuando me desperezo, cuando intento llegar a algún sitio inalcanzable, cuando respiro más fuerte de lo normal, cuando inhalo para recolocar la pena, la espera, el paso del tiempo.

Las ansias de cicatriz, de cura, de vida, de olvido, de ausencia, de mí esperan tras la puerta.

Solo tengo que abrir.

Abrir antes de convertirme en una frágil e indefensa, fría y quebradiza, inerte y poderosa, pequeña estatua de sal.



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